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La realidad de las escuelas normales en México.

En este país, la historia de las escuelas Normales, no puede aseverarse que es de las más afortunadas.

En los años 50s, bastaba terminar la primaria para obtener una plaza de maestro, y en tres períodos vacacionales de fin de cursos, se podía ir a ciertos lugares del país a cursos de capacitación, para que al término de tres etapas, se pudiera obtener el título. (en 1959 me fue ofrecido esto en el estado de Chiapas).

Hasta los años 80s, bastaba cursar tres años posteriores a la secundaria, para obtener el título de Profesor (maestro) de nivel primaria.

A más de 25 años de haberse elevado los estudios a licenciatura, que se efectúan en cuatro años, después de bachillerato, ni propios ni extraños consideran esta preparación como de nivel superior.

La última revisión y actualización de los planes y programas de estudio fueron hechos en el 2004, sin que pueda presumirse que se mejoró la calidad de los mismos.

Las antologías están estructuradas con "salpicaduras" temáticas con copias mal impresas cuyo contenido no va más allá de tres o cuatro cuartillas y lo que es peor, con aportaciones teóricas tratadas por terceros, nunca de fuentes originales.

Estos contenidos son violatorios de los derechos de autor. puestos que son copias directas del texto original, lo cual ha ocasionado que muchos de ellos no aparezcan en internet; pero sí en las bibliotecas correspondientes.

Las escuelas normales en México siempre han tenido la fama de ser la más fácil opción para estudiar licenciaturas, así que habría qué cuestionar el porcentaje de estudiantes que ingresan por vocación y no sólo para resolver su "modus vivendi", ya que existe la confianza en que egresarán con plaza de trabajo como ha sido costumbre por décadas.

La cultura general y conocimientos académicos de los estudiantes que ingresan, es deficiente, así, es observable su incapacidad para opinar en análisis temáticos, desarrollar un tema en forma manuscrita,  además de porcentaje significativo de faltas ortográficas, sin la menor idea en el campo de la investigación educativa.

Todo esto, como lo he hecho saber a mis grupos de estudiantes, no es su culpa, ya que ellos no son más que víctimas de la reproducción cultural, sujetos/objetos del desafortunado método memorístico acumulativo, en que no se les enseñó a pensar.

Con base a palabras de Jean Piaget, debemos empezar por que nuestros alumnos, "aprendan a aprender".

En la reestructuración de planes y programas, se debe considerar el perfil de ingreso en el que se incluyan pruebas de redacción, ortográficas, reactivos que midan la cultura general, y de vocación, entre otras. Y en cuanto al acervo bibliográfico, para los ejes temáticos, es necesario considerar la consulta y estudio de fuentes teóricas de autores originales y ediciones actualizadas, no de traducciones de obras con al menos diez años de retraso.

Hasta aquí, por esta ocasión.

ebetanzosh
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15 de diciembre del 2013

twitter:  @ebetanzosh

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